Ha sido novio de Elle McPherson, Naomi Campbell y Heidi Klum y a sus 62 años se pasea al lado de la espectacular Elisabetta Gregoraci. En Italia arrecian las críticas contra él por el exceso de sus locales de ocio -la cadena Billionaire-, por su amistad con Berlusconi y hasta se especula con la crisis de su emporio del lujo. De todo ello hablamos con él… Por Annalia Venezia

Ha pasado las navidades en Kenia, descansando en su mansión. no podía ser de otra forma. por algo es el ‘rey de la dolce vita’. y aunque sus negocios de lujo podrían no ir tan bien como él dice, ya se especula con su vuelta a la Fórmula 1.

En Kenia lo ha acompañado Silvio Berlusconi -no será por falta de amigos poderosos e influyentes-, pero en Italia, su país natal, arrecian las críticas contra él, sobre todo desde que el verano pasado puso en venta su club Billionaire de Porto Cervo, en Costa Esmeralda (Cerdeña), al mismo tiempo, por cierto, que abría uno en Marbella. Briatore aprovechaba para criticar a Monti: «Este gobierno ha provocado una especie de odio social. Asfixia a las empresas. Invertiré en el extranjero».

XLSemanal. Una época está acabando y en su país se lo acusa de ser el primero en abandonar el barco que se hunde.

Flavio Briatore. Pero ¿qué dice? No se está acabando nada. Es increíble que el Billionaire, que es la marca de diversión más conocida del mundo, desencadene odio contra mí. ¿Y por qué?

XL. Quizá por su estilo de vida, excesivo, ostentoso, sobre todo cuando la mayor parte de la gente en Europa gana menos de lo que cuesta una de sus botellas de vodka [dos mil euros].

F.B. ¡De qué estilo de vida habla! ¿Quién dice que el que tiene una flota de aviones se divierte volando? He sido el jefe de la fórmula 1 y no conduzco. Quien habla mal del Billionaire es que no lo conoce. ¿Usted ha estado?

«¿Un exceso? Un cliente dejó cien mil euros de propina. Pero no hay por qué escandalizarse. Es solo alguien que tiene medios y está agradecido»

XL. Sí, y recuerdo a muchas personas descorchando botellas carísimas.

F.B. También se puede adquirir champán de 800 euros.

XL. ¿Ha pensado alguna vez que muchas personas con ese dinero mantienen una familia?

F.B. Vendiendo la botella de champán a esos precios, en vez de tener 60 empleados, tenemos 200 y mantenemos a muchas familias. Ustedes, los periodistas, no se dan cuenta de lo que dicen.

XL. El nombre Billionaire es pura ostentación.

F.B. Es una provocación. ¿Cómo debía llamarlo? ¿Pensión Azzurra? Dejando aparte el Billionaire, mis negocios en los sectores del turismo y el entretenimiento de lujo facturan 80 o 100 millones de euros en todo el mundo y en ellos trabajan 1200 personas. Conozco el lujo porque trabajo con los ricos y satisfago sus vicios. Me he centrado en un segmento y por eso me atacan de manera infame.

XL. Cuénteme un exceso.

F.B. Sé que un cliente dejó cien mil euros de propina.

XL. Debe de ser impresionante el servicio… 

F.B. No hay por qué reírse ni escandalizarse. Es la propina de un cliente que tiene medios y está agradecido. Yo no abro Billionaires en Cinisello Balsamo o en Cuneo [ciudades pequeñas del norte de Italia], los abro donde se produce algún acontecimiento: en Montecarlo, por el gran premio; en Los Ángeles, porque se dan los Óscar; en Cerdeña, porque en 60 días se concentran las personas más ricas del mundo, que van allí también a conocer el Billionaire.

XL. ¿No le gustan los campings?

F.B. Si puedo elegir, no voy. Pero el turismo es variado y hay espacio para todos: para quienes hacen agroturismo y acampada y para quienes hacen turismo de lujo. Lo importante es hacerlo con pasión y sabiendo.

XL. Pero queda el hecho de que descorchar botellas en una época de crisis no es de buen gusto…

F.B. Pero, si usted tuviera una hermana que trabaja para nosotros, ¿le disgustaría? A lo mejor, con las propinas, en dos meses gana más que usted.

XL. El dinero no lo es todo.

F.B. Yo nunca me he gastado un dineral en una discoteca; jamás me gastaría ciertas cifras en un local. También es cierto que, cuando voy, me invitan a todo

XL. ¿Qué hace con el dinero que gana?

F.B. No llevo una vida lujosa, no bebo, no fumo, no me divierto en mis locales, ni siquiera tengo casas en propiedad.

XL. No me diga que vive con privaciones. Barco sí que tiene… 

F.B. Soy una persona que ha ganado siete mundiales, que ha llevado grandes patrocinadores a la Fórmula 1, que descubrió a Michael Schumacher Soy agente de Fernando Alonso y Mark Webber. Algo habré ganado, ¿no? He tenido grandes satisfacciones profesionales, siempre he reinvertido mis ganancias y me doy algunos caprichos, como el barco.

XL. Hay una investigación en marcha…

F.B. Sí, y el juez ha nombrado un interventor para permitir que la sociedad propiedad del trust del que yo soy uno de los beneficiarios siga alquilando mi barco. Yo siempre he dicho que mi barco se alquilaba, es conocido en todo el mundo por eso. Habrá un proceso y veremos quién tiene razón.

XL. ¿Por qué tiene fijada su residencia en el extranjero y no en Italia, de donde es?

F.B. Porque mi trabajo, mi éxito, siempre ha estado en el extranjero, no tengo hipotecas en Italia, nada de comisiones, no se me han suavizado los impuestos, no tengo préstamos. ¿Qué hay de malo en elegir vivir en el extranjero?

«No conozco a ninguna mujer que se venda por un bolso. En una vida puedes tener veinte parejas y amarlas a todas, aunque la relación dure un mes»

XL. ¿Es verdad que el Billionaire va mal?

F.B. Es falso. No tiene problemas económicos. El año 2011, incluso, fue mejor que el 2010.

XL. El empresario va adonde más factura…

F.B. El empresario debe crear puestos de trabajo, a diferencia de esos que solo fastidian. Pero deben darse las condiciones para lograrlo.

XL. Ahora lo podemos ver en televisión, en el reality The apprentice. ¿Qué les enseña a los chicos que sueñan con trabajar con usted?

F.B. El trabajo consiste en mucha práctica, además de la teoría, pero si uno es bueno, consigue lo que se proponga. Yo nunca fui un estudiante modélico, pero tenía curiosidad por casi todo. Al principio vendía por las casas pólizas de seguros de vida para niños recién nacidos. Recuerdo ciertos días de agosto en la calle Buenos, en Milán, llamando a gente que me daba con la puerta en las narices. Con el dinero que ganaba, viajaba.

XL. También ha sido prófugo en las islas Vírgenes.

F.B. No fui prófugo, trabajaba para Benetton. Ocurrió en 1970 y se lo conté a la prensa el primer día que entré en la Fórmula 1. A los 23 años sentía pasión por los juegos de azar. Fui condenado a un año y cuatro meses. Hubo amnistía. Junto con otros, había causado perjuicios, pero ya he pagado todo. Uno puede equivocarse y se arrepiente. Hace nueve años obtuve la rehabilitación completa de mis antecedentes penales.

XL. Para usted, ¿quiénes son los palurdos?

F.B. Los que pontifican y luego cometen los mismos errores con que se llenan la boca, los que crean odio.

XL. Hablemos de mujeres. En el Billionaire, todas son jóvenes y guapas, pero surge la duda de que algunas sean chicas de compañía.

F.B. ¿Envidia?

XL. ¿A usted le gustan las mujeres que se venden por un bolso?

F.B. No conozco a ninguna que lo haya hecho. Muchas veces he estado con mujeres más ricas que yo.

XL. Las chicas de compañía para ricos son un hecho…

F.B. Ese es un asunto que no me atañe. Lo astuto, sin embargo, es reconocer a una chica de compañía; de otro modo se causa daño.

XL. ¿Qué le apasiona de verdad a Flavio Briatore?

F.B. En una vida puedes tener veinte mujeres y puedes amarlas a todas profundamente Un mes, un año o toda una vida. Pero si una historia no tiene futuro, no me interesa seguir con ella. En el trabajo me pasa igual.

XL. La fórmula 1 es su historia más larga.

F.B. Conocí a Luciano Benetton, y trabajé con él y Alessandro durante diez años; para mí son como una familia. Luciano me propuso entrar en la fórmula 1. Era 1989. Nunca había visto un coche de fórmula 1, pero me fui a vivir a Oxford y ponía el despertador a las cinco. En 1990, Alessandro y yo empezamos a gestionar el equipo y en 1994 ganamos el primer mundial con Schumacher; nunca se había visto que un equipo nuevo ganara el mundial a los cuatro años. Cuando tenía el 30 por ciento de la sociedad, me fui para crear una fábrica de motores: Supertech. Todos decían que estaba loco, pero los vendí a Benetton, Williams, Bar, y me convertí en el mayor proveedor de propulsores de la fórmula 1, con una fábrica en París que dio trabajo a 280 empleados durante tres años. Luego, cuando Renault entra en fórmula 1, yo les vendo Superthech y ellos me proponen volver al Gran Circo. Juntos compramos Benetton, recuperamos el equipo, me ‘invento’ a Fernando Alonso y ganamos los mundiales de 2005 y 2006. La fórmula 1 fue un gran éxito, no mi pasión. Hoy ya no lo es.

XL. ¿Desilusionado?

F.B. ¿Bromea? Es la fase más bonita de mi carrera hasta ahora.

XL. ¿Se ha desmoralizado?

F.B. Haría falta mucho más. Quien debería desmoralizarse es el que me ha acusado de fraude deportivo [Briatore ha ganado el juicio contra la FIA y Max Mosley, que lo acusaron de amañar una carrera en 2008].

XL. ¿Piensa entrar en política?

F.B. No. Deberíamos tener un 80 por ciento menos de políticos.

XL. ¿Quiénes son los Briatore del futuro?

F.B. Gente con hambre, rabia y ambición. Los nuevos Briatore son los que crean puestos de trabajo y no aceptan aportaciones de nadie.

XL. ¿Lee libros?

F.B. No es obligatorio leer ni ver la televisión. A mí me divierte más pensar cómo crear cien puestos de trabajo que ver Lo que el viento se llevó. Me estimula más y no pierdo la vista.

XL. ¿Va al cine?

F.B. No. Desde hace 30 años no piso un cine, soy claustrofóbico. ¿Es también un delito?

Privadísimo

  • Nació el 12 de abril de 1950 en Verzuolo, un pueblo del norte de Italia. Es hijo de un modesto abogado.
  • Mal estudiante, terminó la enseñanza media y a los 17 años empezó a trabajar como profesor de esquí.
  • Con 21 años trabajó en la Bolsa. Fue arrestado por estafa y condenado a un año de cárcel en Bérgamo y a tres más en Milán, que no cumplió porque se fugó a las islas Vírgenes. Una amnistía le permitió regresar a Italia.
  • Su vida cambió en 1974, cuando el entrenador de tenis de Silvio Berlusconi le presentó a Luciano Benetton. Se hicieron amigos y este le encargó abrir mercado en Estados Unidos. En diez años ya había ochocientas tiendas Benetton.
  • La fama le llegó con la fórmula 1. Fichó a Michael Schumacher para la escudería Benneton en 1992 y a Fernando Alonso para Renault en 2003, que en 2005 y 2006 conseguiría dos títulos mundiales. Sigue siendo el agente del asturiano.
  • Es socio de Alejandro Agag, yerno de José María Aznar, con quien mantiene una excelente relación.

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