Los océanos no resisten más. En 2030, la demanda de pescado será difícil de abastecer. Con ese motivo, tuvo lugar en Cádiz y Málaga el primer congreso Encuentro de los Mares, donde debatieron científicos, pescadores, cocineros… ¿Qué podemos hacer los consumidores? Mucho más de lo que cree. Por Carlos Manuel Sánchez

Los 10 pescados más consumidos, a examen

«El mercado de la pesca es global. El principal puerto de España no es Vigo, es el aeropuerto de Barajas», afirma Rogelio Pozo, director general de AZTI, centro tecnológico en innovación marina y alimentaria con sede en el País Vasco. España captura 900.000 toneladas al año. Y produce otras 280.000 en sus granjas de acuicultura. Pero no es suficiente para abastecerse. Tiene que importar 1,7 millones. Somos los quintos consumidores del mundo, con 24 kilos por persona y año.

Nos hemos acostumbrado a tener de todo y a traerlo de donde haga falta. ¿Pero lo resistirán los océanos? «Debido al aumento de la población mundial y el cambio climático, el consumo global de pescado se multiplicará por cuatro a partir de 2030, y la demanda será difícil de satisfacer debido a que la mayoría de los recursos están en su rendimiento máximo sostenible. No hay margen, aunque pongas más barcos en el mar no vas a pescar más», afirma Pozo.

Esto obliga a una conversación urgente entre los cuatro implicados: pescadores, científicos, gobiernos y consumidores. Es en esta encrucijada donde nace la idea del I Encuentro de los Mares, organizado por la División de Gastronomía de Vocento, que se celebra entre Málaga y Cádiz del 16 al 19 de junio, un congreso internacional que vincula la gastronomía con la ciencia y el sector pesquero.

Somos los quintos consumidores de pescado del mundo. Nos hemos acostumbrado a tener de todo y a que nos lo traigan de donde haga falta. Los recursos están a su máximo rendimiento

Empezando por los pescadores. «La flota española ha hecho una gran reestructuración en 30 años, pasando de 22.000 buques a 9000. Suministramos la proteína más saludable y la que menos CO2 genera -explica Javier Garat, secretario general de la patronal Cepesca-. Si gestionamos bien los recursos y atajamos dos problemas, como son la escasez de tripulantes y la renovación de la flota, seguiremos garantizando la seguridad alimentaria de los ciudadanos».

Siguiendo por los investigadores. «Los pescadores llevan cada vez mejor tenernos a los científicos a bordo. Hace unos años pensaban que veníamos para controlarlos. Pero han asumido que trabajar juntos les conviene», reconoce Marina Santurtún, coordinadora de Gestión de Pesquerías del Consejo Internacional para la Exploración del Mar (ICES). Un caso de éxito es la anchoa. «Fueron los propios pescadores del Cantábrico los que dieron la voz de alarma. Cada vez había menos. Se acordó un paro biológico para estudiarla. Fueron cuatro años de veda. Es muy duro amarrar el barco, pero si ves que sales a la mar y solo haces gasto de combustible y personal, amarras. Hoy, la anchoa se ha recuperado». Por el contrario, la sardina ibérica se ha esfumado. «Las hembras maduran antes, tienen menos huevos y menos viables. La subida de las temperaturas les influye».

Los gobiernos deben garantizar que se cumplen las leyes. Este año ha entrado en vigor una norma europea que obliga a no arrojar al mar los peces con menos valor comercial o para los que no se dispone de cuota. La tecnología está ayudando a hacer capturas más selectivas. AZTI ha diseñado un dispositivo que deja escapar a las especies no deseadas en las redes de arrastre. Cámaras y sónares dotados de inteligencia artificial identifican los bancos. Y la combinación de big data y satélites ayuda a perseguir la pesca ilegal.

¿Qué podemos hacer los consumidores?

Leer las etiquetas. Así se garantiza que se cumplen los paros biológicos y los controles sanitarios. En los colegios debería enseñarse cuál es la zona FAO de donde provienen; hay algunas más contaminadas. Es preferible elegir especies que vengan de caladeros cercanos para disminuir la huella ecológica. Y comprarlas solo en temporada, respetando su época de reproducción. Por fin, percatarnos de nuestro poder. Asumir que nuestras decisiones a la hora de comprar tienen tanta trascendencia como el voto, solo que las hacemos cada día, mientras que votamos cada cuatro años.

LA REVOLUCIÓN DE LA ACUICULTURA

La acuicultura está impulsando una revolución alimentaria semejante a la que, en el Neolítico, convirtió a las tribus de cazadores y recolectores en ganaderos. La Unión Europea pronostica que el pescado cultivado pronto superará al capturado en el mar.

La pesca es una de las pocas políticas en la que los países de la UE han cedido de verdad su soberanía a Bruselas. Esto convierte Europa en el lugar más seguro del mundo para comer pescado, tanto del mar como de granja, pues las autoridades vigilan que los niveles de mercurio, cadmio, microplásticos o antibióticos estén muy por debajo de los niveles nocivos.

La acuicultura está libre de anisakis. La UE ha recogido en una lista los 304 medicamentos, antibióticos y vacunas autorizados para su uso en piscifactorías. Son 304. Si le parecen muchos, piense que para el ganado hay 8000.

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