Somos el país de la Unión Europea donde se empieza a fumar antes: a los 13 años. Más de 30 asociaciones científicas, civiles y profesionales reclaman que se cambie la ley antitabaco de 2010. «¡Ha dejado tirados a nuestros hijos!», denuncian. Por Carlos Manuel Sánchez/ Fotografías: Felipe Romero

El tabaco vuelve a estar de moda entre los jóvenes. Uno de cada tres chavales de entre 14 y 18 años fuma. Ellas más que ellos: el 33 por ciento de las chicas y el 29 de los chicos. Son datos del Ministerio de Sanidad. España es, además, el país de la Unión Europea donde los jóvenes empiezan a una edad más temprana. antes de cumplir los 14. ¿Qué estamos haciendo mal?

La ley de 2020 bajó en 10 puntos el total de fumadores, pero las tabaqueras se han adaptado. Han sacado nuevos productos

«La ley antitabaco ha dejado tirados a nuestros hijos. Era una buena ley en 2010; tuvo un efecto disuasorio, pero se ha disipado. No está actualizada y no da más de sí, porque la industria tabaquera ha sabido cómo darle la vuelta», responde Andrés Zamorano, médico de familia y presidente del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo (CNPT), que agrupa a 37 sociedades científicas, profesionales y civiles que se han unido para pedir cambios urgentes en la normativa.

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Malena, 18 años: cigarrillo industrial

«Yo fumo desde bachillerato y ahora que estoy en la universidad me he enganchado mucho más. Mis padres fuman y yo sentía curiosidad. Me gustó desde la primera calada. Es curioso porque el cigarrillo te quita el mono, pero a la vez te lo genera. Es un bucle. Supongo que podría dejarlo si quisiera, pero cuando estoy con mucho agobio lo necesito. Prefiero el cigarrillo industrial por comodidad y rapidez. Y porque ya estoy acostumbrada». 

¿Qué ha sucedido? ¿Cómo es que una ley que consiguió bajar el porcentaje total de fumadores casi 10 puntos -hasta al 23 por ciento actual- falle en las edades más vulnerables? «Las empresas tabaqueras siempre se adaptan. Ahora venden menos cajetillas, pero están sacando nuevos productos. Los promocionan como menos dañinos o incluso como alternativas para dejar de fumar. Pero no seamos ingenuos. ¿La industria del tabaco liderando la batalla contra el tabaco?», ironiza Zamorano. El experto considera que todos esos productos están diseñados para atraer a nuevos usuarios. Son un cebo para que fumen, no una terapia.

Las chicas ahora fuman más que los chicos y ya se ha disparado el cáncer de pulmón entre las españolas

«A la industria le da igual que sus clientes fumen tabaco clásico, tabaco calentado, cigarrillos electrónicos, shisha (pipa de agua), cannabis… Porque está metida en todos esos negocios. En todos tienen acciones. El objetivo es vender nicotina. Es un producto altamente adictivo que les garantiza una clientela fiel, pero tiene una pega: mata prematuramente a la mitad de sus consumidores. Así que necesitan captar nuevos clientes. Aunque sean jóvenes. A pesar de que se ha demostrado que la nicotina disminuye la memoria y la atención, baja el rendimiento académico y aumenta el riesgo de abuso de otras sustancias», se lamenta.

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Hugo, 18 años. Tabaco de liar

«Mi primer cigarrillo fue a los 15, pero empecé a fumar con regularidad con la selectividad. Era la única manera de calmarme: fumar uno tras otro. Ahora, en la universidad, no me puedo quitar el hábito»»Me quita la ansiedad de los exámenes. Y si sales de fiesta y todos fuman… Prefiero el tabaco de liar porque es más suave, no lo notas tanto en la garganta. Y como lo tienes que liar y es más complicado de encender y mantenerlo encendido, fumas menos y gastas menos».

CIGARRILLOS SUELTOS DE VENTA LEGAL

Sanidad considera el tabaquismo como nuestro principal problema de salud, con 52.000 muertes al año. Está reconocido como una enfermedad crónica y adictiva. Y la Organización Mundial de la Salud lo califica de epidemia. «Sin embargo, para los jóvenes es muy fácil comprar tabaco. Si hablamos del cigarrillo clásico, no es lógico que si quieres controlar una epidemia tengas una máquina en cada bar. Y se venden cigarrillos sueltos de forma ilegal en muchos establecimientos», denuncia Zamorano. La ley se cumple en el interior de los bares, no tanto en las terrazas, y el CNPT pide que se amplíe a estadios de fútbol, playas, coches en los que viajan niños… «Lo que pretendemos es que los menores no vean el hecho de fumar como algo normal».

Aquí, el tabaco es una droga barata: cuesta 5 euros. En Noruega, 12. Además, el de liar es más asequible y se vende como menos dañino

También se ha fallado en el precio. Es una droga barata. En España, una cajetilla cuesta 5 euros. Comparemos: en Noruega, 12; en el Reino Unido, 11; y en Francia, 8. «La subida del precio en Francia ha significado un millón de muertes menos», asegura Zamorano. Según el CNPT, se debería equiparar la fiscalidad de todos los productos que contienen nicotina. «La popularidad del tabaco de liar entre los jóvenes es la prueba. La industria lo vende como más natural o menos dañino. Pero lo compran porque es más asequible. Y es una pasarela hacia el cannabis».

TRES PRODUCTOS HACEN FUROR ENTRE LOS JÓVENES

En cuanto a los cigarrillos electrónicos, la ley deja resquicios para la publicidad, aunque el problema de fondo es la desinformación. Hay tres productos que están haciendo furor. Los cigarrillos Blu, que, además, se permiten en muchos recintos cerrados, a excepción de colegios y hospitales. «La ley no sabe cómo tratar esta nueva generación de dispositivos. El vapeo gana adeptos porque se considera inocuo. Pero no es vapor de agua lo que se meten en los pulmones. Son aerosoles, con partículas en suspensión, incluidas algunas cancerígenas. Se está viendo que algunos saborizantes no son nada sanos. El eslogan de Blu es ‘vapea libertad’. Va dirigido a los adolescentes, la edad de la rebeldía. Pero acaba de publicarse un estudio que afirma que los cigarrillos electrónicos producen más adicción que los normales. Y cada vez son más rápidos a la hora de transportar la nicotina al cerebro».

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Andrea, 20 años: cigarrillo electrónico

 «Yo fumaba tabaco normal desde los 15 años. Empecé a hacerlo con los amigos de mi hermano mayor, de 23. Todos ellos fuman, incluso su novia. Mis padres quieren que lo deje y ahora estoy con el cigarrillo electrónico. Me quita el mono, pero no tiene la misma cantidad de sustancias cancerígenas. Y puedes controlar la cantidad de nicotina que consumes».

A diferencia de sus padres, los chavales de hoy no han conocido las discotecas llenas de humo. Ni han estudiado en aulas donde se permitía fumar. Pero otro dispositivo, llamado JUUL, diseñado en Silicon Valley, ha irrumpido en los institutos. «Parece un pendrive. Los estudiantes lo llevan en el estuche y lo cargan en cualquier conexión USB. Cuando se da la vuelta el profesor, dan una calada, y echan el poco humo que suelta en la manga de la camisa -explica Zamorano-. Se ha vuelto tan popular que la autoridad sanitaria estadounidense, que al principio era permisiva, ha cambiado de postura. Y la ciudad de San Francisco ha prohibido los cigarrillos electrónicos».

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Cristian, 21 años: pipa de agua

«Fumo cachimba desde hace 3 años. Al principio íbamos a un bar, pero nos dejábamos mucha pasta, así que un amigo y yo decidimos comprar una pipa y dejarla en mi casa porque sus padres no le dejaban en la suya. Soy fumador desde los 16. Empecé con tabaco normal, pero cuando se puso de moda la cachimba me enganché. Dicen que el tabaco es social, pero la pipa… mucho más. Casi nunca fumas solo. Además, me ayuda a dormir. Todas las noches fumo un rato antes de ir a la cama. Y no te tragas el humo. Tampoco me afecta para ir al gimnasio. El tabaco me deja con resaca».

Luego está el IQOS, un tabaco que se calienta sin llegar a quemarse. El marketing se basa en que se calienta a menos de 400 ºC; por tanto, no hay combustión y no se liberan, en teoría, productos tóxicos (el tabaco ordinario arde a 800 ºC). «Pero, al igual que una mala combustión de una estufa libera monóxido de carbono, también se producen gases perjudiciales, como el acenafteno, que puede ser cancerígeno», advierte Zamorano. Algo parecido sucede con las pipas de agua. «Es muy social, como el porro. Me junto con los amiguetes… Pero es tabaco. Contiene metales pesados y nicotina. La picaresca de algunos bares es que, si llega un inspector, sacan un producto sin tabaco».

‘INFLUENCERS’ QUE INCITAN A FUMAR

Los nuevos formatos son cool y las marcas recurren a influencers para reforzar el proselitismo. A la presión del marketing se añade la del grupo de amigos. «Como con el alcohol, el que no fuma se ve obligado a poner alguna excusa», explica Zamorano. En su momento se acuñó el término smirting (del inglés smoke y flirt: fumar y ligar), un vocablo ya consolidado. La obligación legal de salir a la calle creó un espacio social de encuentro. Hoy es una oportunidad para interactuar.

La actual ley no sabe cómo tratar estos nuevos dispositivos. En San Francisco ya se han prohibido los cigarrillos electrónicos

¿Y el miedo al tabaco se ha perdido? «Los chavales están informados de los riesgos del cigarrillo tradicional. Aunque pensar que pueden enfermar dentro de 20 años les queda muy lejos. Y eso que hoy se sabe que, además del humo de segunda mano -el que inhalan los fumadores pasivos-, está el de tercera; el que se deposita en forma de partículas en las tapicerías de los coches o en el mobiliario, en la ropa… En cuanto a los nuevos dispositivos, los jóvenes piensan que no son tan dañinos. Y las autoridades están desbordadas: ya vemos espacios donde al tradicional logo de no fumar se añaden otras prohibiciones -cigarrillos electrónicos, pipa de agua…-, pero la reforma de la ley debería incluir cualquier dispositivo habido y por haber. «Los que hay y los que se inventarán. O quedará desfasada en pocos años», advierte Zamorano.

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Pablo, 19 años: marihuana

«En el instituto había uno que trapicheaba. Empezamos a comprarle marihuana por curiosidad, nos sentíamos mayores. Ahora fumo cuando estoy con mis amigos y quedamos en el parque. También me ayuda a relajarme en época de exámenes… Existe mucho tabú con el tema, pero es algo que en otros países está asumido, no entiendo por qué aquí no. Hago deporte y no podría fumar tabaco porque afectaría mucho a mi rendimiento, pero la marihuana no me afecta demasiado».

LAS MARCAS INTENTAN ATRAPAR AL PÚBLICO FEMENINO

La perspectiva de género también cuenta. Las marcas intentan captar nuevo público femenino con cigarrillos más finos, la estética de la cajetilla y la idea de que fuma la mujer emancipada y moderna, y también con estos dispositivos, jugando la baza de que no ponen los dientes amarillos ni huelen mal. La consecuencia: «El cáncer de pulmón se ha disparado entre las españolas. Y los otorrinos empiezan a ver cáncer de laringe», alerta Isabel Nerín, neumóloga. Y las afectadas ya no son solo las madres de las jóvenes de hoy. «Están llegando a los hospitales chicas que sufren cardiopatías isquémicas relacionadas con el tabaquismo», señala. El empaquetado neutro, que no muestre la marca, podría ayudar a cambiar la tendencia. Ya lo han adoptado Francia o el Reino Unido. El impacto de las series de televisión tampoco es desdeñable. Tras un aluvión de críticas, Netflix ha anunciado que dejará de mostrar gente fumando en sus series. Ahora falta que la realidad imite a la ficción.

La ley de 2010 bajó en 10 puntos el total de fumadores, pero las tabaqueras se han adaptado. han sacado nuevos productos

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