Son los objetos de deseo más buscados en los interiores contemporáneos. Búcaros alemanes facetados en ‘biscuit’ de mediados del siglo XX, jarrones de cristal de color, piezas de cerámica vuelven a ser el centro de todas las miradas.  Por Elena Castelló

No hay interior contemporáneo donde no reinen hoy el cristal y la cerámica. Desde el más minimalista hasta el más barroco, desde el clasicismo contemporáneo hasta el colorismo más pop. Nuestra década parece haber redescubierto el amor por jarrones, figuras animales o piezas de vajilla desparejadas: símbolos olvidados del gusto burgués. Hoy subastas y reediciones nos devuelven su belleza. Pero no solo almonedas y anticuarios se han poblado de piezas de Murano o biscuits nórdicos. También una nueva generación de artesanos recuperan con sensibilidad y- a veces mucho humor- la inspiración de los antiguos maestros.

Símbolos olvidados del gusto burgués, hoy reviven de la mano de grandes interioristas

«Hay una vuelta a los estilos del pasado -explica el interiorista Lorenzo Castillo_. Por eso, el regreso de estas artes decorativas».

«Después de unas décadas dominadas por el minimalismo, los nuevos hogares se han llenado de vida», reflexiona Carmen Palacios, de la tienda galería Tiempos Modernos, de Madrid, especializada en antigüedades del siglo XX. «La cerámica y el cristal aportan calidez. Además, estamos hablando de grandes piezas: los cristales francés o nórdico son auténticas obras de arte. Con la cerámica ocurre lo mismo: las piezas de los años cuarenta, cincuenta o sesenta son obras maestras».

Este es el quid de la cuestión: proliferan tiendas vintage de estilo nórdico, a menudo con objetos a precios desorbitados, y las subastas se abarrotan de piezas de los cincuenta, pero no todo vale. «Una cosa es el valor de mercado de una pieza, por su singularidad, época de origen y estado de conservación, y otra el valor decorativo- puntualiza Castillo. El valor de mercado te lleva a comprar con ojo de coleccionista; el decorativo, con ojo de decorador. Lo perfecto es cuando una pieza reúne ambos valores». «El valor está ligado a la calidad, la manufactura, el detalle, a la decoración de cada pieza -añade la experta Carmen Palacios-. Detrás de las artes decorativas hay creadores, y por eso un cristal o un plato de cerámica es una obra única, a veces con un valor excepcional. Es algo que se ve, pero también se siente: como una buena aria de una cantante de ópera o el quite de un gran torero».

Barovier & Toso

Las piezas más demandadas: las cerámicas nórdicas de los años cincuenta; la porcelana china, coreana y japonesa monocolor; y el cristal italiano y vienés de principios del siglo XX. «Los más interesantes, desde mi punto de vista, son los cristales de Murano de los años treinta y, en porcelana, todo lo oriental anterior al siglo XVIII», apunta Castillo. «Sin duda, hay un nuevo interés por los años cuarenta en adelante explican desde Ansorena Subastas. Surge por el descubrimiento de la decoración de esas décadas que se ha dado en estos años. Los interiores de esa época son evocados en series, revistas… y por eso ha aparecido el coleccionismo de este tipo de piezas».

«Creo que este interés por la cerámica y el cristal no es una tendencia, porque nunca han dejado de estar vigentes; las piezas buenas fascinan siempre , dice por su parte la interiorista Belén Domecq. Tanto Domecq como Castillo destacan la belleza de la cerámica española tradicional: Talavera, Manises, Teruel, Alcora. Y es precisamente este resurgir del interés por la cerámica tradicional española lo que llevó a Anna Fernández Pecci y sus socios a poner en marcha el Centro Cerámico de Talavera, un taller en el que retomaron la forma de hacer y de pintar, así como los motivos y los elementos -candelabros, escribanías, pesebreros- de la cerámica tradicional de Talavera, pero visto con ojos de hoy. «No se trataba de hacer reproducciones, algo que en los años noventa dio lugar a una gran industria kitsch; tampoco de seguir la tradición al pie del guion, sino de interpretarlas desde hoy, con acabados muy puros y limpios, un producto artesano de calidad y nuevo».

Piero Fornasetti

Muchos ceramistas actuales aportan un lenguaje rompedor, lleno de sentido del humor, como Jaime Hayón y sus colaboraciones con Lladró. Otros, como Francisco Gálvez o Rafael Gallardo, investigan esa desnudez a la que está ligada la materia y que vincula estas piezas con la obra de arte. Carmen Palacios concluye: «Las artes decorativas están ligadas, en definitiva, al gusto por la vida». Disfrutemos, pues, de ella.

Algunas piezas icónicas

  • Las piezas del italiano Guido Gambone (1909-1969), jarras abstractas, jarrones primitivistas elaborados en gres en su taller La Faenzerella, en Vietri sul Mare, a partir de los años cuarenta.
  •  ‘Biscuits’ alemanes de los cincuenta y sesenta, llamados así por su porcelana extremadamente fina, con un blanco mate. Destaca la Royal KPM.
  •  La cerámica danesa de Bornholm, especialmente la del matrimonio Gerd Hiorth Pedersen y Hans Munk Andersen. Vasijas abstractas y primitivas, casi esculturas.
  • Nils Thorsson y sus vajillas para la empresa Royal Copenhagen. Coloristas, con motivos geométricos y acabados irregulares.
  • Los cristales de Flavio Poli (1900-1984), uno de los maestros del cristal de Murano. Se elaboran superponiendo varias capas de cristal, dejando el fondo transparente y el contenido de color.
  • Barovier and Toso, la compañía de cristal de Murano más antigua del mundo.
  • El Cristal sueco de Orrefors, desde jarrones hasta esculturas. Para ellos ha trabajado desde el diseñador sueco Nils Landberg (1927-1972) hasta Karl Lagerfeld.
  • Cerámica del grupo Memphis, con gran sentido del humor. Fundado a fines de 1980 por el diseñador y arquitecto italiano Ettore Sottsass.

Los expertos sugieren…

  •  Berenis, Mercedes Urquijo y Gusano son tres de los anticuarios en decorador Lorenzo Castillo cristal y cerámica, especialmente las piezas de Murano de los años treinta y las piezas españolas antiguas de Talavera-, Manises, Teruel o Alcora.
  • «Me encantan la cerámica de Talavera, los vidrios de los años treinta y cuarenta y la cerámica de terracota japonesa» , explica la interiorista Belén Domecq.
  • «Descubre los últimos creadores españoles en cerámica. Francisco Gálvez, Fernando Alcalde, Marta Dávila o Lina Cofán. Sus piezas son fascinantes, sutiles, elegantes, de gran fuerza», dice la experta Carmen Palacios, de la tienda Tiempos Modernos (Madrid).
  • «Las grandes piezas de cristal pueden colocarse con una estética casi museística. Mejor no acumularlas. Si son más decorativas, se pueden hacer pequeños grupos en colección sobre mesitas», comenta Lorenzo Castillo.

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