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Querido monstruo: los alucinantes disfraces mexicanos para expiar los pecados

Panzudos

Querido monstruo: los alucinantes disfraces mexicanos para expiar los pecados

Fotografía: Diego Moreno

Los panzudos son unos personajes mexicanos a medio camino entre los gigantes y cabezudos y Halloween. Una vez al año recorren las calles de San Cristóbal de las Casas, en Chiapas, y a pesar de su intimidante presencia anuncian fiesta...

Jueves, 08 de Febrero 2024, 14:00h

Tiempo de lectura: 1 min

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Una versión de los moros y cristianos

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Los panzudos surgen en torno a 1880 como una evolución de las representaciones de moros y cristianos que los españoles llevaron a México. Los vecinos disfrazados de panzudos reemplazaron a los musulmanes (que para los autóctonos de Chiapas debían resultar ajenos) y adoptaron el papel de pecadores. Así, cuanto más grandes y feos sean, más pecados expían.

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Monstruos familiares

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El fotógrafo creció con su abuela en Chiapas, bailando con los panzudos detrás de la Virgen de la Merced, en el barrio del mismo nombre. Con sus fotografías pretende mostrar la cercanía con la monstruosidad y la muerte en México. Amigos y familiares crearon para él sus versiones de estas figuras. «Para mí –dice Moreno– son monstruos hermosos».

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Los niños sin pecado

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Al principio, los niños no podían disfrazarse de panzudos porque estos simbolizaban el pecado. A los desfiles de moros y cristianos se unieron, ya desde su origen, los aztecas, que eran representados por los niños. La mezcla de tradiciones prehispánicas y católicas en México dio lugar a creencias y rituales donde se fusionan con soltura lo sagrado y lo pagano.

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De lo divino y lo humano

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«De alguna manera los panzudos hablan de lo que significa ser humano», dice el fotógrafo, que integró este reportaje dentro de un trabajo titulado En mi mente nunca hay silencio, en el que revisita las tradiciones con las que creció. Cada 22 de septiembre, los panzudos salen a la calle. Cientos de voluminosos monstruos ataviados con coloridas vestimentas desafían nuestros temores.